Desde el 2009, la Unión Europea avanza en su plan de sustitución de la mayoría de los bombillos incandescentes, de alto consumo de energía, por los de luz blanca, ahorradores de bajo consumo que son más ecológicos y duraderos. Fortalecen así, en su región, la tendencia mundial.
Hace dos años comenzaron por el cambio de bombillos de 100 vatios y, en el 2010, sustituyeron los de 75 vatios. Este año el programa lleva a eliminar los de 65 vatios, mientras que en el 2012 sustituirán todos los de menor vatiaje.
Philips, el gigante europero de la electrónica, realizó una encuensta entre 1.300 personas y encontró que un 65% reemplazará los bombillos tradicionales por los de luz blanca, un 21% se cambiará a tecnología LED, mientrs que un 14% prefiere los halógenos.
Autoridades energéticas de la U.E. estiman que la sustitución de los bombillos incandescentes permitirá un ahorro anual de 40.000 millones de kilovatios/hora a partir de 2020, lo que equivale al consumo eléctrico de 11 millones de hogares. Esto conllevará a una reducción de emisiones CO2 de 15 millones de toneladas anuales, lo que contribuirá con el objetivo de la Comunidad Europea de reducir el toral de emisiones en 20%.
En nuestro país se le dio un gran impulso a un programa similar hace unos tres años, pero sin un plan estructurado y a largo plazo como el europeo. Desde entonces parece haber perdido fuerza y sólo se notas iniciativas esporádicas, epilépticas, en la medida en que las fallas eléctricas llegan a niveles críticos.
Este debería ser un programa a largo plazo, que no se deje a voluntad de los usuarios. Si bien los bombillos de luz blanca son convenientes en todo sentido, también son significativamente más costosos. Y en un país donde mucha gente toma la energía eléctrica de manera ilegal y por lo tanto no la paga -más bien son subsidiados por quienes sí lo hacemos- el incentivo del ahorro en el costo mensual es inexistente.
Fuente: Efeverde.
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